domingo, 14 de diciembre de 2008

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FRACASO EN DOHA: LOS SUBSIDIOS AGRICOLAS SEGUIRÁN
Después de siete años la Ronda de Doha ha fracasado en su intento de avanzar en la liberalización del comercio agrícola y los bienes industriales. La lúcida y perseverante diplomacia brasileña –de alianzas múltiples y presión por el máximo cambio posible– estuvo a punto de lograr un acuerdo que avanzaba en el reequilibrio de las ganancias y pérdidas en el comercio mundial. Se hubiese equilibrado, también, el TLC del Perú con los Estados Unidos.

Al 29 de julio se habían acordado 18 de los 20 temas de la agenda negociadora. Entre ellos el quid pro quo entre los países desarrollados y los en desarrollo: EEUU y la Unión Europea aceptaron reducir en 70% y 80%, respectivamente, los subsidios a sus productores agrícolas. Para Washington significaba bajar el tope de sus subsidios de 17,000 millones dólares a 14,500. En contrapartida, los países emergentes (China, India, Brasil) se comprometían a rebajar sus aranceles de productos industriales en un 23%. El “acuerdo imposible” buscado desde el 2001 se había logrado.

Para el Brasil significaba aumentar anualmente sus exportaciones agrícolas en aproximadamente 3,200 millones de dólares agrícolas. La fórmula aunque no en topes maximalistas beneficiaba a todos los países en desarrollo, especialmente a los más pobres, pues se habían acordado tratos preferenciales no desdeñables.

En ese escenario irrumpió la crisis e inflación alimentaria. Muchos países en desarrollo han aprendido o ratificado que la seguridad alimentaria obliga a proteger a sus pequeños agricultores de masivas importaciones de alimentos. Su preocupación encajaba con la discusión del Mecanismo de Salvaguardia Especial. Técnicamente una cláusula de protección que permitiría a los países en desarrollo aumentar los aranceles si sus importaciones agrícolas crecen mucho. Sobre la cláusula había acuerdo. El problema era fijar el detonador de su aplicación. Los emergentes planteaban fuera el 10% de aumento en las importaciones. EEUU y la Unión Europea exigieron un 40%. Pascal Lamy, Director General de la OMC como última carta planteó el 30%. No fue aceptado por los Estados Unidos ni por China e India. La ronda colapsó el mismo 29 de julio.

Para Fred Bergsten, director del Instituto Peterson, se trata del inicio de una nueva era de proteccionismo. Sin ir tan lejos, lo cierto es que cada vez son más los países desarrollados o en desarrollo que no quieren liberalización agrícola sin seguridad alimentaria.

Al Perú, que no estuvo entre los 7 países que negociaron en primera línea ni entre los 36 que lo hicieron en la retaguardia, el fracaso de Doha lo afecta seriamente. El TLC que excluyó normas sobre la reducción de las subvenciones agrícolas estadounidenses, seguirá siendo liberalización agrícola para el Perú y proteccionismo agrícola para los Estados Unidos. La inflación alimentaria despeja su camino.

Fuente: La Primera (5/08/08)