domingo, 14 de diciembre de 2008

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FRENTE A LAS CRISIS MUNDIALES NO HAY BLINDAJE DEBE HABER RESPONSABILIDAD
El gobierno está difundiendo la idea equivocada que el Perú está blindado ante las crisis mundiales. Lo que es cierto es que estamos mejor preparados para afrontarlas. El ministro de Economía, con mayor rigor habla de enfrentar la crisis. Estas declaraciones en sí mismas suponen efectos negativos de las crisis en la economía nacional. Y hablo de las crisis en plural pues a la financiera hay que añadir y no soslayar la crisis alimentaria. El propio director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, demandó ayer enfrentar ambas crisis y adelantó que en su informe semestral de octubre, el Fondo revisará sensiblemente a la baja las previsiones de crecimiento de la economía mundial.
Strauss-Kahn ha adelantado que la desaceleración del crecimiento será mayor en EEUU y Europa. El Perú y América Latina no serán ajenos a esta caída del crecimiento. El ministro Valdivieso ya ha señalado que el crecimiento caerá del 8.9 al 7% el 2009. Y podría ser menos. Con la inflación la situación es también riesgosa. El FMI ha adelantado que “los riesgos de inflación siguen siendo relativamente altos en varias economías emergentes y en desarrollo debido a las continuas presiones derivadas del ajuste ante los altos precios de las materias primas y el peligro de que aparezcan efectos de segunda ronda en la inflación subyacente”.
Por otro lado, según la FAO estaría ocurriendo en la región un dramático retroceso en la situación de hambre, desnutrición y pobreza extrema. Debido al alza del precio de los alimentos y la incidencia de la inflación en la canasta familiar de los más pobres, los avances obtenidos en los últimos seis años en reducción de la extrema pobreza y lucha contra la desnutrición – de no aumentarse los ingresos de esas familias –se perderían y se retrocedería, el 2009, a los niveles de los años 90. Haití, Perú y Bolivia serían países muy perjudicados por ser importadores netos de alimentos y porque en sus índices de precios al consumidor la incidencia de los alimentos es la más alta de la región (50.4, 49.6 y 49%, respectivamente).
El ajuste para ser responsable debe enfrentar las dos crisis. Y hacerlo con equidad.
Fuente: La Primera (10 de octubre de 2008)