domingo, 14 de diciembre de 2008

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POLÍTICA EXTERIOR: EL EXTRAVÍO DEL REFERENTE NACIONAL
El canciller García Belaunde ha denostado las reacciones de fastidio del pueblo de Tacna por un inoportuno almuerzo que ofreció al senador Zaldívar, Presidente del Senado chileno, al calificarlas de “patrioterismos”. Nunca antes un ministro de Relaciones Exteriores había despreciado de esa manera los sentimientos nacionales de la ciudad que simboliza, en su propio sacrificio y acción heroica, la adhesión a la patria.
La política exterior tiene sólo una explicación y un propósito: realizar a la patria en la globalización, defender la soberanía del Estado, su integridad, su autonomía y dignidad. Y contribuir en el ámbito interno a generar riqueza, disminuir la desigualdad, la injusticia, para que la patria sea de todos. Basadre nos lo recuerda en La Historia de la República: “La idea de patria no sólo irradia sobre el hombre y el Estado. Abarca también a la sociedad”.
El principal error de la política exterior actual no es haber abandonado una visión estratégica de la inserción sudamericana del Perú, basada en la alianza preferencial con el Brasil. Tampoco el no tener un diseño de objetivos y metas en el corto, mediano y largo plazo. Su error, en singular, es haber extraviado los referentes nacionales. Haber abandonado la idea de patria pensando que la globalización ha borrado los intereses nacionales para sustituirlos por bienes globales o transnacionales.
Por ello se califica la sensibilidad nacional de Tacna como “patrioterismo. Por eso se buscó minimizar y hasta esconder la pretensión de Chile de asimilar a su soberanía el territorio nacional colindante con el hito número 1. Por eso el canciller García Belaunde restó importancia a la controversia calificando ese territorio como “del tamaño de mi chacra en Cañete”. Por eso se argumentó que la Corte Constitucional de Chile sobre la Ley de límites de Arica y Parinacota, “solucionaba el diferendo sobre el punto final del límite terrestre entre Perú y Chile”, cuando a todas luces no era así. Después se tuvo que desandar sobre esas mismas declaraciones, pero por presión política.
La misma insensibilidad nacional condujo a negar prioridad –al inicio del gobierno– al tema de la delimitación marítima ( “es un tema entre miles de la agenda”) y a oponerse durante buen tiempo a recurrir a la demanda en La Haya. Por esa misma razón se ha incurrido en la infracción constitucional de no someter a la aprobación del Congreso el TLC con Chile, que tarde o temprano será declarado inconstitucional añadiendo, lamentablemente, un nuevo factor de inestabilidad a la relación bilateral. Por esa razón el Perú, coincidiendo con los intereses de otro Estado, ha reconocido la independencia de Kosovo contraviniendo una de las tradiciones más sólidas de la diplomacia peruana: 187 años de defensa irrestricta del principio de la integridad territorial de los Estados, que sí es un interés nacional. Para la política y para la defensa.
Fuente: La Primera (2 de setiembre de 2008)