miércoles, 7 de enero de 2009

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¿Un nuevo capítulo en la historia de las Américas?
Si no funciona el voto escondido en proporciones dramáticas, Barack Obama será elegido mañana presidente de Estados Unidos. La única superponencia global en el mundo de transición de nuestros días.
Los Estados Unidos aplicarán, en ese contexto, una nueva política exterior que deberá resolver las claves de una relación casi siempre discordante con América Latina. Pero no habrá espacio para la improvisación. Barack Obama ha explicitado ya los códigos de esa diplomacia a la que no duda en calificar como “el inicio de un nuevo capítulo en la historia de las Américas”.
Obama plantea una nueva “alianza hemisférica”. Que cambie el miedo por una asociación legítima de intereses, basada en una diplomacia “desde abajo”. Es decir, desde la sociedad civil y los pueblos hacia los gobiernos. Lo que implica una saludable visión plural de los actores en juego: estados, gobiernos, gobiernos subnacionales, sociedad civil (Ong’s, sociedad civil, empresas, trabajadores).
Las prioridades explicitas son democracia y derechos humanos, ir más allá de la democracia electoral para empoderar ciudadanía y fortalecer instituciones (libertad política); esfuerzos comunes en la lucha contra la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo, fortaleciendo y no debilitando la institucionalidad democrática (libertad de la seguridad); establecer una asociación energética ambientalmente limpia ( libertad energética) y esfuerzos privilegiados para disminuir la desigualdad y la pobreza( libertad de la miseria).
Ha anunciado, también, sus decisiones inmediatas: nombramiento de un representante especial con sede en la Casa Blanca; gira latinoamericana de los ministros de Justicia y seguridad; inicio del diálogo con Cuba sin condiciones en la perspectiva de ampliar espacios democráticos; autorización sin restricciones del envió de remesas y el viaje de familiares a Cuba; negociación de una alianza para la energía en las Américas y discusión con Brasil, Argentina y Chile sobre el uso de la energía nuclear.
Se trata, evidentemente, de un cambio sustantivo. Obama y sus asesores han comprendido bien el problema. La seguridad y la democracia implican la justicia y la equidad social. Y los problemas requieren del diálogo para su solución. Es la esencia de la diplomacia. América Latina y cada país, el Perú por supuesto, puede tener en lo inmediato un nuevo escenario de las relaciones interamericanas. La tarea es construir agendas nacionales, también “desde abajo”, para que el diálogo sea fructífero y la asociación con autonomía.
Fuente: La Primera (3 de noviembre de 2008)

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LA VISITA DE LOS REYES DE ESPAÑA
Hoy se inicia la visita oficial de los reyes de España, Juan Carlos y Sofía. El pueblo peruano los acoge con la simpatía que genera su inteligente y democrático ejercicio de la investidura real. Su reiterada presencia en nuestro país expresa la renovada importancia que el gobierno español otorga a sus relaciones con América Latina y particularmente con el Perú.
El 2004, el Partido Socialista Obrero Español definió los dos ejes de la visión conceptual de su diplomacia iberoamericana. Volver a una política exterior de autonomía hacia la región, dejando de lado la diplomacia de acompañamiento a los Estados Unidos que el gobierno de Aznar impulsó en la región. Y dotar a esa autonomía no sólo de mayores cifras en la inversión, el comercio y la cooperación, sino de un revalorizado componente político, diplomático y social.
Bajo la inteligente y eficaz conducción de Miguel Ángel Moratinos, la diplomacia española ha sabido asociar a la región al ejercicio de “un poder blando” a favor de una gobernanza mundial racional y razonable, que recree espacios multilaterales de solución negociada de los conflictos y no sacrifique ni la democracia ni los derechos humanos en la lucha global contra el terrorismo. Quizás la expresión más acababa de esa visión global de la diplomacia española sea la iniciativa de la Alianza de Civilizaciones, promovida directamente por el presidente Rodríguez Zapatero. El valor de esta iniciativa reside en el hecho de asumir la diversidad no como una atávica determinación del conflicto, sino como una riqueza de oportunidades para la paz y el diálogo. España es, ahora, un factor de equilibro y sereno optimismo en la construcción comunitaria, especialmente después del fracaso de la aprobación de la constitución europea. Y a ello añade una renovada acción en Asia y África que globaliza su política exterior. Moratinos ha sacado a la política exterior española del hiperfactualismo, coyuntural y a la larga inoperante.
En relación a América Latina, hay una sólida diplomacia de asociación. La institucionalización de la comunidad iberoamericana ha sido un avance histórico, cuyos frutos silenciosos serán cada vez más visibles. Se han establecido vínculos de asociación estratégica con Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México. El Perú se añadirá a partir de mañana a esta lista, culminando un proceso iniciado con la visita de Estado que hiciera el presidente Toledo.
Las relaciones peruano españolas pueden aún fortalecerse más. Para ello, sería bueno que el Perú salga de su ostracismo diplomático y comparta con España y la región los desafíos del aterrizaje democrático de un mundo en transición.
Fuente: La Primera (27 de octubre de 2008)

domingo, 14 de diciembre de 2008

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FRENTE A LAS CRISIS MUNDIALES NO HAY BLINDAJE DEBE HABER RESPONSABILIDAD
El gobierno está difundiendo la idea equivocada que el Perú está blindado ante las crisis mundiales. Lo que es cierto es que estamos mejor preparados para afrontarlas. El ministro de Economía, con mayor rigor habla de enfrentar la crisis. Estas declaraciones en sí mismas suponen efectos negativos de las crisis en la economía nacional. Y hablo de las crisis en plural pues a la financiera hay que añadir y no soslayar la crisis alimentaria. El propio director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, demandó ayer enfrentar ambas crisis y adelantó que en su informe semestral de octubre, el Fondo revisará sensiblemente a la baja las previsiones de crecimiento de la economía mundial.
Strauss-Kahn ha adelantado que la desaceleración del crecimiento será mayor en EEUU y Europa. El Perú y América Latina no serán ajenos a esta caída del crecimiento. El ministro Valdivieso ya ha señalado que el crecimiento caerá del 8.9 al 7% el 2009. Y podría ser menos. Con la inflación la situación es también riesgosa. El FMI ha adelantado que “los riesgos de inflación siguen siendo relativamente altos en varias economías emergentes y en desarrollo debido a las continuas presiones derivadas del ajuste ante los altos precios de las materias primas y el peligro de que aparezcan efectos de segunda ronda en la inflación subyacente”.
Por otro lado, según la FAO estaría ocurriendo en la región un dramático retroceso en la situación de hambre, desnutrición y pobreza extrema. Debido al alza del precio de los alimentos y la incidencia de la inflación en la canasta familiar de los más pobres, los avances obtenidos en los últimos seis años en reducción de la extrema pobreza y lucha contra la desnutrición – de no aumentarse los ingresos de esas familias –se perderían y se retrocedería, el 2009, a los niveles de los años 90. Haití, Perú y Bolivia serían países muy perjudicados por ser importadores netos de alimentos y porque en sus índices de precios al consumidor la incidencia de los alimentos es la más alta de la región (50.4, 49.6 y 49%, respectivamente).
El ajuste para ser responsable debe enfrentar las dos crisis. Y hacerlo con equidad.
Fuente: La Primera (10 de octubre de 2008)

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EL DEBATE MCCAIN –OBAMA, ALGO MÁS QUE PLATAFORMAS ELECTORALES DISTINTAS
El primer debate entre Barack Obama y John McCain ha mostrado dos maneras de concebir la sociedad y la política exterior estadounidense. Dos percepciones sobre las relaciones entre el Estado, el mercado y la sociedad. Dos visiones de la naturaleza y el ejercicio del poder norteamericano en el proceso global. Pero quizás más que eso, dos maneras de entender la política en función de la razón.
Al Gore en su libro “El Ataque contra La Razón” señala, con severidad, que “la administración Bush ha demostrado desprecio por los principios básicos de un proceso de toma de decisiones racional, definido como aquel que pone énfasis en conseguir datos fiables, para después dejar que los datos fiables impulsen las decisiones. En cambio -sostiene- la marca de fábrica de la actual administración consiste en un esfuerzo sistemático por manipular los datos al servicio de una ideología…”. Para Gore este impulso ideológico por inventar la realidad originó la invasión a Irak, bajo el falso argumento que Hussein estaba vinculado a los actos terroristas del 11 de setiembre (como ha sido demostrado Hussein -un dictador censurable- nada tuvo que ver con el ataque ni estuvo asociado a Osama Bin Laden). Los efectos de la guerra innecesaria tienen costos incalculables para Estados Unidos y su pueblo.
Simplificar la política exterior y el interés nacional norteamericano a un reduccionismo extremo, ajeno a la realidad, en el que supuestamente hay que escoger entre el bien absoluto y el mal absoluto, encarnados en líderes políticos y estados- nación, en amigos y enemigos predeterminados, ha conducido a la crisis diplomática más grave de la historia de los Estados Unidos.
El “Fiat Lux” de su repentina emergencia como única superpotencia mundial a fines de los ochenta -que Clinton tradujo con cuidado y paciencia en un liderazgo unilateral negociado, con inteligentes contornos de legitimidad multilateral- ha sido sustituido por un sistema apolar, inestable, donde proliferan los conflictos. El unilateralismo excluyente ha fracasado. El mundo de la postguerra fría que llevó a Fukuyama a proclamar el “fin de la historia”, lejos de inaugurar una nueva fase de transnacionalidad estable y pacífica ha transitado hacia una suerte de recreación del precario e inestable sistema de poder previo a la primera guerra mundial. Es el resultado de lo que Gore denomina el ataque a la razón.
No fue razonable tampoco otorgar a los mercados todo el poder, desregulándolos en extremo. Ha producido la más grande crisis financiera después del crack del 29. Y no está dicho todo. La recesión aún es un fantasma. Una gestión política y económica alejada de la razón y sustentada en la creencia irracional en ciertas convicciones ideales (el mercado perfecto y el poder absoluto), ha terminado por afectar el poder duro (militar, político y económico) y el poder blando (valores como los derechos humanos, la democracia y la libertad) de los Estados Unidos.
En el primer debate entre Obama y McCain, estas cuestiones han estado subyacentes. Y aflorarán con mayor fuerza en las semanas que quedan de campaña. Continuar alejando la política y la economía de la razón o someter a ambas, en la tradición de Jefferson, a la prueba de su consonancia con datos y realidades fiables (los mercados no existen sin los estados, la gobernanza mundial es excluyente con la imposición de una sola voluntad) es una suerte de disyuntiva de filosofía política que encarnan en posiciones opuestas los dos candidatos.
La Primera (30 de setiembre de 2008)

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LA CRISIS FINANCIERA MUNDIAL Y EL FRACASO DEL NEOLIBERALISMO DESREGULADOR
Al anunciar la más grande intervención de su gobierno en los mercados, como la única solución a la crisis financiera, el Presidente Bush justificó la estatización de gran parte del sistema financiero norteamericano, señalando que “el riesgo de no actuar sería mucho mayor, más presión sobre nuestros mercados financieros causaría pérdidas de empleo masivos, devastaría las cuentas de ahorro de las pensiones, erosionaría más aún el valor de las casas y secaría la fuente de los préstamos para nuevas casas, coches y estudios. Son riesgos que los americanos no pueden permitirse”.
A partir de esta decisión y con el consenso negociado de los demócratas, el gobierno norteamericano a través de una agencia estatal anticrisis adquirirá las hipotecas “tóxicas” (impagables) de los bancos hasta por un valor de 700 mil millones de dólares. A esta cifra hay que añadir 900 mil millones de dólares del presupuesto nacional que la Reserva Federal utilizó para adquirir los activos de las agencias Fannie Mae y Freddie Mac, tomar el control de la aseguradora AIG –la número uno del mundo– refinanciar y otorgar garantías a las hipotecas con riesgo de no pagarse, otorgar un crédito de salvación a Morgan Stanley y comprar Bearn Steearn. El paquete de intervención estatal en los mercados financieros, que se suponían eficientes y transparentes y se revelaron ineficientes y transgresores del riesgo moral, llega así a más de 1.6 billones de dólares. El 15% del PBI norteamericano. Esto sin contar el costo de las intervenciones de los bancos centrales europeos en su propio sistema financiero, contagiado por las hipotecas subprime.
Llega, así, a su fin el fundamentalismo neoliberal que durante 30 años pregonó la desregulación extrema de los mercados. La desregulación afiebrada e ideológica ha implosionado y se ha revelado ineficaz, incompetente e irresponsable. Ha significado, en la generación de la crisis, la extrema privatización de colosales ganancias para sus operadores y, en la solución del desastre que ha creado, la socialización de las pérdidas también en magnitudes colosales. El desastre que han producido los ultraliberales en economía y neoconservadores en política, lo paga ahora inocentemente el ciudadano y el Estado norteamericano.
La adquisición estatal de los activos contaminados permitirá que el estallido de la burbuja financiera no conduzca al desplome de la economía real. Y eso es bueno. Pero la superación de la crisis tomará un tiempo. Los expertos señalan que la fase aguda de afectación de los mercados financieros se prolongará hasta el tercer trimestre del 2009. Y terminará probablemente a fines del 2010. Pero su fase crónica “double dip o triple dip” (doble o triple recaída) puede abarcar un periodo de seis o siete años.
John McCain que impulsó y se comprometió con la doctrina neoliberal de la desregulación, hoy abjura de ella –creo sinceramente– reclamando una sensatez macroeconómica que revalorice la regulación estatal. Barack Obama, limpio de compromisos con la intervención en Irak y el pensamiento económico neoliberal, con honestidad, releva a su adversario de toda responsabilidad directa en la crisis. Pero recuerda que la culpa es de la “filosofía económica que él defiende”. Obama coincide con Bush en la creación de la agencia estatal anticrisis, pero plantea con inteligencia y sensibilidad una diferencia fundamental. “No hay que socorrer sólo a Wall Street (las finanzas), sino también a Main Street (la economía del ciudadano de a pie).
La Primera (22 de setiembre de 2008)

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SUDAMÉRICA Y LA DEFENSA DE LA INSTITUCIONALIDAD DEMOCRÁTICA EN BOLIVIA
La crisis boliviana parece ingresar a una fase de estabilización. La sedición habría fracasado y la institucionalidad democrática puesta a salvo. Y ello gracias al manejo sereno y prudente del gobierno boliviano, respetuoso del estado de derecho, y a la sólida reacción internacional sudamericana.
Es evidente que aún existen fuerzas dentro y fuera de la región que asimilan abusivamente la democracia a la preservación del statu quo económico y social. El “sistema” en este esquema no es la institucionalidad democrática, el estado de derecho, el respeto a los derechos humanos y la sujeción de los gobiernos al principio de legalidad. El sistema se asimila a la orientación neoliberal de la política económica. Además de ideologizado y arbitrario este enfoque está a contramano de las tendencias de la propia economía mundial. En Estados Unidos la caída estrepitosa de las hipotecas sub prime causante de la crisis financiera mundial, se originó por un exceso de neoliberalismo. La solución adoptada por la Reserva Federal se basa en la intervención del Estado en los mercados financieros, una suerte de neokeynesianismo.
Esas fuerzas dispuestas a sacrificar la democracia por la ideología, a nombre del sistema han estimulado en Bolivia la violencia y aún el separatismo para intentar un golpe de Estado.
La pregunta clave es ¿Qué es el sistema? Ciertamente no lo es ni una orientación política ni una orientación económica. En cualquier dirección, a la derecha, el centro o la izquierda. El único sistema definido no sólo en América Latina sino en las Américas, Europa, Asia y África como un bien jurídico internacionalmente protegido es la democracia, que implica estado de derecho y respeto a los derechos humanos. El antisistema es la opción contra la democracia y contra el estado de derecho. En Bolivia, el gobierno ha defendido el sistema democrático; la sedición, las fuerzas antisistema, han propiciado el golpismo, el ataque a la democracia.
En la región el respeto a la democracia es una obligación exigible. Frente a una ruptura o una alteración de la institucionalidad democrática, los gobiernos están obligados a defenderla y preservarla. Independientemente de la orientación política o económica del gobierno que vea peligrar su institucionalidad.
El ejercicio legítimo de esta acción individual y colectiva para defender la democracia ha gravitado decisivamente en la evolución de la crisis. Lo nuevo es la marcada autonomía de un impulso estrictamente sudamericano. Especialmente el tono inédito de la diplomacia brasileña. Apenas desatada la crisis, el Presidente Lula con pocas palabras dijo mucho: “Brasil no tolerará la ruptura del orden institucional en Bolivia”. Quizás con esta declaración comenzó a cambiar la historia del alineamiento de fuerzas en la crisis. Michelle Bachelet, al convocar sin dudas la Cumbre de UNASUR, ha contribuido a afirmar esta inédita esfera de autonomía regional. Ciertamente, antes que la OEA corresponde actuar al naciente organismo sudamericano, cuya creación impulsamos con ese propósito simbólicamente en el Cusco, el año 2004.
La Primera (16 de setiembre de 2008)

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POLÍTICA EXTERIOR: EL EXTRAVÍO DEL REFERENTE NACIONAL
El canciller García Belaunde ha denostado las reacciones de fastidio del pueblo de Tacna por un inoportuno almuerzo que ofreció al senador Zaldívar, Presidente del Senado chileno, al calificarlas de “patrioterismos”. Nunca antes un ministro de Relaciones Exteriores había despreciado de esa manera los sentimientos nacionales de la ciudad que simboliza, en su propio sacrificio y acción heroica, la adhesión a la patria.
La política exterior tiene sólo una explicación y un propósito: realizar a la patria en la globalización, defender la soberanía del Estado, su integridad, su autonomía y dignidad. Y contribuir en el ámbito interno a generar riqueza, disminuir la desigualdad, la injusticia, para que la patria sea de todos. Basadre nos lo recuerda en La Historia de la República: “La idea de patria no sólo irradia sobre el hombre y el Estado. Abarca también a la sociedad”.
El principal error de la política exterior actual no es haber abandonado una visión estratégica de la inserción sudamericana del Perú, basada en la alianza preferencial con el Brasil. Tampoco el no tener un diseño de objetivos y metas en el corto, mediano y largo plazo. Su error, en singular, es haber extraviado los referentes nacionales. Haber abandonado la idea de patria pensando que la globalización ha borrado los intereses nacionales para sustituirlos por bienes globales o transnacionales.
Por ello se califica la sensibilidad nacional de Tacna como “patrioterismo. Por eso se buscó minimizar y hasta esconder la pretensión de Chile de asimilar a su soberanía el territorio nacional colindante con el hito número 1. Por eso el canciller García Belaunde restó importancia a la controversia calificando ese territorio como “del tamaño de mi chacra en Cañete”. Por eso se argumentó que la Corte Constitucional de Chile sobre la Ley de límites de Arica y Parinacota, “solucionaba el diferendo sobre el punto final del límite terrestre entre Perú y Chile”, cuando a todas luces no era así. Después se tuvo que desandar sobre esas mismas declaraciones, pero por presión política.
La misma insensibilidad nacional condujo a negar prioridad –al inicio del gobierno– al tema de la delimitación marítima ( “es un tema entre miles de la agenda”) y a oponerse durante buen tiempo a recurrir a la demanda en La Haya. Por esa misma razón se ha incurrido en la infracción constitucional de no someter a la aprobación del Congreso el TLC con Chile, que tarde o temprano será declarado inconstitucional añadiendo, lamentablemente, un nuevo factor de inestabilidad a la relación bilateral. Por esa razón el Perú, coincidiendo con los intereses de otro Estado, ha reconocido la independencia de Kosovo contraviniendo una de las tradiciones más sólidas de la diplomacia peruana: 187 años de defensa irrestricta del principio de la integridad territorial de los Estados, que sí es un interés nacional. Para la política y para la defensa.
Fuente: La Primera (2 de setiembre de 2008)